En 1889, el canciller alemán Otto von Bismarck introdujo el sistema de pensiones como zanahoria delante de un burro para calmar las tensiones sociales. La idea era que la servidumbre dependiera del Estado de la cuna hasta la tumba. Y así ha funcionado durante generaciones, haciendo creer a los ilusos que es un derecho inalienable que merecen por existir, mientras que en la realidad están sometidos a un sistema de esclavitud moderna del que no quieren escapar.